Los pueblos indígenas: una realidad urgente

Comunidad Nivaĉlé «El Algarrobal», Formosa.

De acuerdo a la Organización de las Naciones Unidas (ONU), se calcula que hay al menos 476 millones de personas que pertenecen a los pueblos indígenas y tribales en el mundo. Esto representa aproximadamente el 5% de la población mundial. América Latina es la región del planeta que tiene una proporción más alta de habitantes indígenas, con un 8,5% del total de su población. Los indígenas tienen tres veces más probabilidades de encontrarse en la pobreza que la población no indígena, ya que representan el 15% de la pobreza mundial, pese a ser solamente el 5% de la población.

En Argentina, de acuerdo a datos del último Censo Nacional del año 2010, que fue el primero en indagar específicamente sobre la pertenencia a pueblos originarios, hay casi un millón de personas que se reconocen como parte de estas comunidades. Esto representa un 2,4% de la población total del país, distribuida en 40 pueblos indígenas en todo el territorio nacional. 

En la provincia de Formosa

De acuerdo al mencionado censo, viven 32216 personas pertenecientes a los pueblos Wichí, Nivaĉlé, Pilagá y Qom. Esto representa más del 6% de la población de la provincia, alcanzando el 80% en el departamento de Ramón Lista, en el extremo noroeste de la provincia. 

Si bien los derechos de los pueblos indígenas se encuentran contemplados en la Constitución nacional, pactos internacionales y diversas leyes nacionales y provinciales, la realidad indica que estas comunidades sufren graves atropellos y violaciones a sus derechos humanos. De acuerdo al censo 2010, en Formosa el 92% de la población indígena reside en viviendas deficitarias. El 73% vive en condiciones de hacinamiento (dos o más personas por habitación), contra un 32% de la población no indígena que sufre la misma problemática. El 52% no tiene acceso a agua de red, porcentaje que duplica al 25% de la población no indígena en la misma situación. Los hogares con Necesidades Básicas Insatisfechas llegan al 68,5% en el departamento formoseño de Ramón Lista, que es el que más proporción de población indígena tiene. Si bien la situación es alarmante en toda la región chaqueña, la provincia de Formosa exhibe los peores índices y la mayor desigualdad. 

El pueblo Wichí tiene una población de más de 15000 personas en Formosa, organizadas en más de 90 comunidades localizadas principalmente en el centro-oeste de la provincia. El 95,5% vive de manera comunitaria, en tierras comunes. Pese a estar reconocido constitucionalmente su derecho a la propiedad comunitaria de estos territorios, la mayoría de estos pueblos no ha logrado la titularidad que les corresponde. El pueblo Wichí se caracteriza, además, por conservar fuertemente los lazos sociales y comunitarios, evitando en mayor medida que otros pueblos indígenas la aculturación impuesta por la sociedad criolla. El 94,5% de sus integrantes habla y entiende su lengua materna. Por otra parte, solamente el 2,3% de la población Wichí alcanza los 65 años de edad, siendo que la esperanza de vida al nacer en Argentina es actualmente de 76 años para toda la población. 

Por su parte, el pueblo Nivaĉlé reside ancestralmente en ambas márgenes del río Pilcomayo, siendo transfronterizo entre Argentina y Paraguay. Este pueblo se enfrenta a una seria vulneración de sus derechos, ya que la mayoría de las comunidades en las que se organiza no están reconocidas, lo cual viola el convenio 169 de la OIT, con rango constitucional en el país. El no reconocimiento de su identidad ocasiona severos perjuicios a sus habitantes: más del 32% no tiene DNI, por lo que ve impedido su acceso a la educación, la salud, las prestaciones sociales y otros derechos básicos que les corresponden. Más del 87% de sus habitantes no pudo completar la educación primaria, obligatoria en el país desde el año 1884. 

Mujeres

Las mujeres indígenas, independientemente del pueblo al que pertenezcan, son otro colectivo que ve vulnerados sus derechos. Sufren una triple discriminación por ser mujeres, indígenas y pobres, características que profundizan las violencias que se ejercen sobre ellas. Además del hostigamiento de las fuerzas de seguridad y la violencia que reciben por parte de varones criollos, muchas mujeres de pueblos indígenas ven impedido el acceso a una educación bilingüe e intercultural, lo que las margina del ejercicio de otros derechos. En efecto, es común que tengan dificultades para tramitar y recibir el DNI, lo que les impide acceder a la educación, a las ayudas sociales que les corresponden, a una atención adecuada en salud y al sistema judicial. Muchas de estas mujeres desconocen los derechos que les asisten por ser mujeres e indígenas, por lo cual no pueden hacerlos valer ni exigir su cumplimiento.

Los pueblos indígenas son parte de la diversidad cultural y de la historia y el presente de nuestro país y nuestro continente. También son sujetos de derechos reconocidos por el Estado en numerosas ocasiones. Es necesario exigir que se garanticen estos derechos y se fomenten oportunidades para un desarrollo sustentable. Los pueblos indígenas necesitan nuestra solidaridad y compromiso; compartí esta información y colaborá con la causa de los derechos indígenas.

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