A una semana de conmemorarse nuevamente el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, es clave reflexionar acerca de la importancia de la perspectiva de género como guía para el trabajo de cualquier institución. Esto es aún más relevante en el caso de aquellas organizaciones que, como APCD, trabajan en la construcción de una sociedad más justa, diversa y equitativa, inseparable de una concepción democrática y de derechos.
Patricia Castro es Psicóloga, egresada de la Universidad Nacional de Rosario e integrante del grupo “El Aullido” que se formó con la intención de realizar actividades en contra de la violencia de género y la discriminación en la localidad de Las Lomitas, provincia de Formosa. Además es socia y asesora de APCD en juventud, equidad y perspectiva de género.
Está vinculada a nuestro trabajo y organización hace más de veinte años, dado que “ya en ese momento la cuestión de las mujeres indígenas, las condiciones de vida y la salud eran temas prioritarios en el abordaje institucional por lo que me interesó poder acercarme y colaborar”, comenta. En esta entrevista nos lleva a indagar y reflexionar sobre los desafíos de trabajar la temática de género con las comunidades indígenas.
Desde tu experiencia, ¿qué implica trabajar con perspectiva de género?
Incluir la perspectiva de género en nuestras tareas y vidas cotidianas está relacionado con incorporar un punto de vista amplio para analizar la realidad; teniendo en cuenta sobre todo las implicancias de las relaciones desiguales de poder entre los géneros, cuestionar los estereotipos, los prejuicios y las representaciones que tiene cada sociedad o comunidad en particular. Es poder analizar las situaciones con las que nos enfrentamos, tanto en lo personal como laboral, incluyendo lo histórico, social, cultural de cada persona o grupo, no quedarnos con lo inmediato. Las desigualdades nos atraviesan en muchos aspectos, y para las mujeres y diversidades es prioritario incorporar esta mirada que nos permite evidenciar las opresiones que venimos soportando hace siglos.
¿Cuáles son los principales desafíos que ves en cuanto a la temática de género en el territorio, con las comunidades indígenas?
Creo que más allá de lo cultural que caracteriza a las diversas comunidades de la zona, la mujer indígena todavía está muy sometida a las pautas o normas que le impone su entorno. En el caso de las jóvenes pueden verse otras miradas o cambios en la forma de vida al incluirse en ámbitos diferentes. El desafío principal creo que es favorecer la integración con la población no indígena y valorizar el lugar de la mujer indígena desde sus saberes, por ejemplo; las artesanas, el maternaje que desarrollan con sus hijos, la transmisión de la lengua.
Otro desafío importante sería poder abordar con ellas, en especial con las adolescentes, la cuestión del desarrollo de la sexualidad, incorporando la prevención de embarazos no deseados y la transmisión de enfermedades, la posibilidad de elegir cuándo ser madres y con quién.
¿De qué manera creés que se da el cruce entre la temática de género y la violencia que sufren los pueblos indígenas?
Las mujeres y diversidades de las comunidades indígenas soportan una mayor opresión, mayor discriminación y desigualdades socioculturales: por ser mujeres, por ser indígenas, por ser pobres, en definitiva, por ser diferentes.
El concepto de interseccionalidad me parece indispensable para analizar la cuestión de las mujeres indígenas y comprender la situación. Cito a una feminista española al respecto: “La interseccionalidad mantiene que las conceptualizaciones clásicas de opresión en la sociedad –como el racismo, el colorismo, el adultismo, el sexismo, el capacitismo, la homofobia, la transfobia, la xenofobia y todos los prejuicios basados en la intolerancia– no actúan de manera independiente, sino que estas formas de exclusión están interrelacionadas, creando un sistema de opresión que refleja la intersección de formas de discriminación”[1].
En nuestra zona continúa siendo muy clara la discriminación y desvalorización que soportan los y las indígenas, con muchas expresiones de violencia cotidiana hacia ellos y ellas. Tremendos prejuicios y estereotipos sostenidos históricamente que resultan muy difíciles de desarmar y deconstruir. Un claro ejemplo es que en la mayoría de las instituciones públicas no hay indígenas trabajando como personal de planta permanente. En ese sentido, cuando se acercan a solicitar atención en las instituciones estatales se da un choque bastante fuerte, tanto por las diferencias en la lengua, como a partir de la actitud de las personas que las reciben.
¿Qué cambios positivos notás que hubo en los últimos años al respecto? ¿Qué hace falta profundizar?
Hay varias cuestiones para resaltar, uno es el hecho de que las y los jóvenes indígenas se están incorporando a la formación docente, estudiando en los institutos terciarios, lo que posibilita el acceso a otros recursos e interacciones. Veo que desde hace un tiempo las artesanas están más organizadas en algunas comunidades, revalorizando su trabajo y han logrado establecer contactos fuera de la provincia para la venta de su producción.
Como en todas las sociedades, creo que la mayoría de los cambios se vienen dando a partir de la población joven, y su necesidad de ser reconocidos. Inclusive la cuestión de las diversidades sexuales actualmente resulta más visible en las comunidades, ya no está tan oculto. En cuanto a las mujeres falta profundizar el conocimiento y ejercicio de sus derechos como integrantes de la sociedad fuera de lo que es su comunidad de pertenencia. Así como hay mucha discriminación en ellas está el miedo al rechazo o maltrato.
La construcción de roles y estereotipos de género es un proceso cultural, particular de cada sociedad y capaz de modificarse con el tiempo. La violencia contra las mujeres y diversidades, lejos de ser natural, es una construcción social injusta que debe modificarse con urgencia. Pensar y conversar sobre las cuestiones de género nos ayudará a promover procesos de cambio en mujeres y varones.
Por ello, desde APCD, como asociación promotora de la cultura y de una sociedad más justa, plural, diversa e inclusiva, participamos y organizamos espacios de reflexión, aprendizaje y debate que permiten poner en cuestión las violencias e injusticias sufridas por las mujeres y diversidades indígenas, para lograr una vida libre de violencias.
[1] Carmen Expósito Molina (2012), “¿Qué es eso de la interseccionalidad? Aproximación al tratamiento de la diversidd desde la perspectiva de género en España”.