En el mundo y a lo largo de la historia imperaron distintas formas de violencia hacia los pueblos originarios. Una de ellas es la falta de acceso a la educación. Pero ¿qué pasa cuando, incluso para las comunidades originarias, la única oferta educativa es la que obliga a los alumnos a aprender bajo la cosmovisión occidental?
Una sociedad que plural exige que se respeten las creencias y tradiciones de los diferentes pueblos, incluyendo la posibilidad de acceder a la educación en el idioma propio.
Para aprender, ¿hay que hablar el mismo idioma?
En Argentina actualmente conviven más de 40 pueblos indígenas y se hablan unas 36 lenguas originarias. La Constitución Nacional y la Ley de Educación Nacional de Argentina reconocen el derecho de las comunidades indígenas a recibir educación bilingüe e intercultural, que incluye la enseñanza en sus lenguas y la incorporación de sus culturas en el proceso educativo. Sin embargo, el Equipo Nacional de Pastoral Aborigen (Endepa) presentó en Febrero de 2021 “Voces que no callan” en el que explican que las lenguas originarias están desapareciendo.
La pérdida de la lengua originaria tiene un impacto social, como lo indica el informe de ENDEPA “se afecta la identidad de los Pueblos que las hablan y su memoria colectiva, ocasionando una pérdida de conocimientos clave para el futuro de las Comunidades Indígenas”.
Entre las razones de que esto ocurra, detallan que se debe al “inadecuado sistema de educación existente, salvo en algunos casos donde se incorpora la Educación Intercultural Bilingüe, que sigue siendo limitada”. Es importante entender que pese al número de hablantes los pueblos originarios son más numerosos que la cantidad de personas que habla el idioma de cada comunidad, ya que justamente los cambios sociales, ambientales y económicos entre otros producen la pérdida de la lengua materna.
Educación, historia y futuro
En un mundo hiperconectado en el que la brecha educativa y tecnológica se amplía entre la población indígena y no-indígena, en el marco de los proyectos educativos brindamos talleres y capacitaciones para los que convocamos a intérpretes en idioma wichí y nivaĉle.
De nuestros talleres también se desprenden proyectos educativos, como las jornadas de formación intercultural y bilingüe, que desarrollamos a pedido de las propias comunidades ante un sistema de aprendizaje precario. En estas jornadas pudimos desarrollar rutinas muy prácticas basadas en el programa “Proyecto cero” (Project Zero) de Harvard. Este proyecto se desarrolla en dos encuentros por mes con herramientas que ayudan a los jóvenes a terminar sus estudios secundarios o incluso llegar al nivel superior.
Un programa de educación inclusivo y con una traducción a las lenguas originarias de cada pueblo es mantener vivos los saberes ancestrales pero también brindar un futuro para los pueblos indígenas.
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