El Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer se conmemora cada 25 de noviembre en recuerdo de las hermanas Mirabal, activistas políticas que fueron brutalmente asesinadas en 1960 por orden del dictador de República Dominicana, Rafael Trujillo.
Si bien las mujeres han logrado numerosas conquistas desde ese momento, es mucho lo que aún falta hacer para eliminar la violencia que padecen. De acuerdo con datos de la ONU, al menos una de cada tres mujeres del mundo sufrió violencia física o sexual y el 71% de las víctimas de trata de personas son mujeres, de las cuales 3 de cada 4 son explotadas sexualmente. Por otra parte, durante la pandemia de COVID-19 aumentaron exponencialmente las denuncias por violencia de género; el 70% de quienes padecen hambre en el mundo son mujeres, quienes además representan dos tercios de las personas analfabetas.
Las menores oportunidades de desarrollo que se proveen a las mujeres, así también como la sobrecarga laboral y de tareas de cuidado que se les impone, atentan contra la igualdad, la libertad y la dignidad de la Humanidad en su conjunto. En Argentina, las mujeres indígenas se ven particularmente afectadas ya que en muchos casos no reciben una educación adecuada para conocer y hacer respetar sus derechos, mientras que la falta de servicios sociales y de salud implica menos oportunidades de acceder a prestaciones básicas y controlar su salud y la de sus hijos e hijas. Las condiciones de pobreza en las que vive la mayoría de las mujeres indígenas implican una sobrecarga de tareas que impide su desarrollo personal y comunitario. Por otra parte, son comunes los abusos físicos y sexuales cometidos por varones no indígenas, mientras que el acceso a la Justicia es casi nulo para las víctimas de estas prácticas violentas.
Resulta imprescindible actuar inmediatamente para terminar con estas injusticias. Desde APCD impulsamos talleres y capacitaciones en economía familiar, nutrición, expresión corporal y recuperación de saberes e historias propias, como forma de consolidar el rol de las mujeres como protagonistas de la transformación comunitaria, a la vez que reclamamos el urgente diseño y ejecución de políticas públicas que eliminen la violencia y la discriminación hacia las mujeres indígenas.