El 11 de agosto de 1994, en la ciudad de Santa Fe, la Convención Nacional Constituyente trató la incorporación del artículo 75, inciso 17, a la Constitución Nacional, el que reconoce “la preexistencia étnica y cultural de los pueblos originarios del territorio argentino”. Con esta reforma, se garantiza además el respeto de su identidad y cultura, el derecho a una educación bilingüe e intercultural, la propiedad comunitaria de las tierras históricamente habitadas por las distintas comunidades, el reconocimiento de las mismas como sujetos colectivos, y su participación en el manejo de los recursos naturales.
Hasta ese momento, la única referencia constitucional explícita, que databa de 1853, establecía: “proveer a la seguridad de las fronteras; conservar el trato pacífico con los indios, y promover la conversión de ellos al catolicismo”, como una de las facultades del Congreso. Es decir que no se reconocían sus derechos, sus creencias ni su cultura, y mucho menos el modo comunitario de posesión de las tierras.
Este acontecimiento clave en materia de derechos indígenas fue el resultado del continuo trabajo y organización de los pueblos originarios, que se plasmó en una propuesta que contempla sus derechos y reivindicaciones con el máximo rango legal posible en Argentina.
En dicha oportunidad, desde APCD trabajamos articuladamente con ENDEPA (Equipo Nacional de Pastoral Aborigen), que estaba llevando a cabo el diálogo entre los distintos actores y los/as constituyentes. Esta colaboración permitió afrontar esfuerzos tales como la coordinación de la logística del movimiento y los recursos materiales necesarios -por ejemplo, el transporte para que los/as distintos/as dirigentes indígenas pudieran estar presentes-, y el acompañamiento en las distintas reuniones, talleres y plenarios organizados previamente con el objeto de elaborar la propuesta de reforma.
Gracias a esta organización y movilización, aquella histórica noche más de 300 representantes indígenas, organizaciones e instituciones participaron atentos/as de la emblemática vigilia de la sanción del esperado reconocimiento. Se trata de un hito ineludible en un camino de varios siglos que ha tenido sus victorias, pero donde aún quedan muchas deudas pendientes. Desde APCD creemos que es preciso redoblar el compromiso por la urgente recuperación de sus territorios, por el respeto a su identidad cultural, y por el efectivo cumplimiento de los derechos ya reconocidos constitucionalmente, y, como en esa oportunidad, trabajamos para avanzar en este camino de mayores garantías y posibilidades de desarrollo para los pueblos originarios.