En mayo de 1946, un grupo de 174 personas del pueblo Kolla emprendió desde la Puna jujeña una histórica marcha a pie en reclamo de la expropiación de las tierras en las que ancestralmente vivían. Esperanzados por la promesa del recién electo presidente Juan D. Perón de que las tierras debían ser para quienes las trabajaban, los indígenas atravesaron varias provincias hasta llegar a la Capital el 3 de agosto de 1946, tras 81 días de marcha. A su paso, cosecharon numerosas muestras de apoyo popular en las que por primera vez se los reconocía como habitantes legítimos de la Argentina con derechos a ser respetados.
A su llegada a Buenos Aires, el grupo fue recibido por Perón, que realizó numerosas promesas de expropiación de las tierras en poder de sectores oligárquicos terratenientes. Sin embargo, con el correr de los días, el grupo fue crecientemente custodiado por la Policía, y finalmente el 27 de agosto fue desalojado del Hotel de Inmigrantes y obligado a abordar un tren custodiado militarmente que los devolvió a San Salvador de Jujuy. Allí fueron duramente maltratados por los emisarios de los terratenientes locales a modo de represalia.
Posteriormente, Perón desacreditó al movimiento indígena y ordenó algunas expropiaciones de tierras en 1949, que apenas se cumplieron y no resolvieron ninguna de las demandas planteadas. 74 años después, y pese a una sucesión de leyes favorables, los pueblos indígenas del Noroeste -y de todo el país- continúan exigiendo la propiedad comunitaria de sus tierras.
Desde APCD adherimos a la memoria de uno de los hitos más importantes del movimiento indigenista y exigimos el otorgamiento de las tierras a los pueblos originarios.