Hoy, como cada 7 de abril, se conmemora el Día Mundial de la Salud, recordando la creación en 1950 de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La pandemia del COVID-19, popularmente conocido como “coronavirus”, evidencia la importancia del acceso a la salud, tanto en términos individuales como sociales y comunitarios. Al 6 de abril, más de 1.300.000 personas han sido contagiadas en el mundo, con más de 73.000 muertes registradas. En Argentina, hay 1628 casos, con 53 personas fallecidas. Mientras que la provincia de Formosa es una de las únicas tres que aún no registran casos, Chaco es la quinta a nivel nacional con 119 personas infectadas y 7 fallecidas.
Las recomendaciones para evitar el contagio del virus -toser en el pliegue del codo, mantener la distancia interpersonal, aislarse en los domicilios, desinfectar objetos y áreas de uso común- invitan a reflexionar sobre la situación sanitaria de los pueblos indígenas del Gran Chaco. Desde enero de este año, al menos 11 niños y niñas wichí han fallecido por causas vinculadas a la desnutrición, agravadas por las carencias del sistema de salud, en el que suele faltar personal y recursos básicos como ambulancias. Las dificultades en el acceso a una alimentación adecuada, así como agua potable, junto con las precarias condiciones de muchas viviendas, sumadas a la deficiente infraestructura médica de la región, describen un cuadro alarmante para los pueblos originarios, que podría agravarse mucho más aún si el COVID-19 se propagara desde los centros urbanos hacia sus tierras.
Frente a esta situación, es indispensable que existan políticas públicas urgentes y eficaces que mejoren la situación sanitaria de los pueblos indígenas. Desde APCD hemos difundido campañas de prevención del COVID-19 en lengua wichí para informar e incluir en el cuidado a los hermanos y hermanas de ese pueblo. Reclamamos de manera urgente que se garanticen condiciones dignas de acceso a la salud, inversiones en infraestructura hospitalaria, designación de personal sanitario con un enfoque multicultural de la atención, acceso a agua potable, tierras aptas y alimentación adecuada, campañas de información y prevención en lenguas originarias, y el cese del hostigamiento de las fuerzas de seguridad. La salud es un derecho humano y es responsabilidad de todos/as, especialmente de los Estados, asegurarlo sin distinciones de ninguna clase.