El fuego, cuentan los antiguos wichí, que hace mucho tiempo, cuando por esta tierra éramos todos mujeres y hombres, el tigre, el yaguareté, o como le dicen los wichí hay’oj, junto a sus hijas se apropió del fuego.
La agrupación Elé participó por noveno año consecutivo de la celebración del carnaval en Las Lomitas, los días 15 y 16 de febrero. Esta vez representaron en el desfile, la historia del tigre y el cuis.
El tigre nunca compartía con nadie, salvo con sus hijas y un nieto, el coi, cuis, que los wichí le dicen w’uyes. Él visitaba a su abuelo y pensaba qué distinta sería la vida, si ese fuego estuviese en manos de todos.
Elé es un colectivo que reúne a unos setenta jóvenes entre 12 y 20 años, de las comunidades Wichí Lote 27 y Tres Pozos. En los últimos dos años de actividad se fue sintiendo una renovación en los participantes, algunos ya adultos dejaron lugar para que ingresen jóvenes más chicos, y asumieron tareas de acompañamiento y coordinación.
La presentación de la agrupación en los carnavales es una de las varias acciones que realizan, y que visibiliza la cultura wichí en el pueblo, con la población no indígena. Durante el año realizan talleres y otras actividades, de reflexión, intercambio. Participan en festivales de pueblos vecinos, y recaudan fondos para preparar los trajes y escenografía para el desfile.
Porfirio González, coordinador de Elé, de la comunidad Lote 27, de 41 años, comenta que con Elé “creemos que los chicos se alejan del alcoholismo, queremos frenar ese tema en la juventud, el vicio”. Por esto realizan actividades de prevención de adicciones en campamentos, lejos del pueblo, en territorios históricos del pueblo Wichí, cerca del río o en el monte.
También cuenta que tienen un equipo de fútbol “si alguno amanece mal, no puede estar para el equipo” como una forma de motivación, y que tienen talleres de instrumentos para ensayar.
Todos los años se trabaja sobre una historia distinta que contar en el desfile de carnaval. Con el acompañamiento de APCD en las capacitaciones, logística y puesta en escena, Elé eligió el relato del tigre y el cuis. “Esta historia nos habla a nosotros” refuerza Porfirio “a la gente le gustó nuestra pasada, la gente del pueblo nos agradeció, a los chicos los felicitaron”.
Cuando su abuelo se durmió, el pequeño cuis entró silencioso, contempló el fuego, se maravilló, tomó una brasa, que aunque muy caliente, la escondió en su cuello y fue al monte; ahí sopló y la brasa se convirtió en fuego.
Este año además de participar en el carnaval local, también fueron invitados por la municipalidad de Ingeniero Juárez, localidad del oeste formoseño, donde Elé se presentará el primer fin de semana de marzo para contar de cuando el cuis robó el fuego.
Y ya no se pudo apagar.