Cada 21 de febrero se celebra el Día Internacional de la Lengua Materna, declarado por la Asamblea General de la ONU en 2002, y por la UNESCO desde 1999. La celebración recuerda la importancia de las lenguas maternas como fuente de conocimiento y vehículo para un desarrollo sustentable, que incluya a todas las personas sin discriminación. La diversidad lingüística es considerada un poderoso motor de desarrollo humano y social, que permite a las personas y a los pueblos garantizar el diálogo intercultural, acceder a una educación de calidad, preservar el patrimonio cultural y fortalecer la cooperación.
Las lenguas maternas no son solamente instrumentos de comunicación, sino que portan un tejido de sentidos, cosmovisiones y valores únicos, que hacen a la riqueza cultural de la Humanidad en su conjunto. Se calcula que existen actualmente en el mundo unas 6.000 lenguas, de las cuales el 43% se encuentra en peligro de extinción debido a la crítica situación de sus hablantes, mayoritariamente pueblos indígenas. De acuerdo a cifras de la ONU, solo unos pocos centenares de lenguas están actualmente incluidos en planes oficiales de estudio escolar, y menos de un centenar es parte de la esfera digital. Se calcula que desaparece un idioma cada dos semanas, llevándose consigo una forma de mirar el mundo única e irrepetible que se extingue irremediablemente.
Frente a este panorama, la ONU declaró al año 2019 como “Año Internacional de las Lenguas Indígenas”, destacando el grave riesgo al que se enfrentan estas lenguas, que representan alrededor del 60% de la diversidad lingüística. La marginación de los planes de estudio, la homogeneización impuesta por los usos dominantes de las nuevas tecnologías de información y comunicación, y los desplazamientos forzados de los pueblos indígenas amenazan a este tesoro de la Humanidad, el cual requiere de medidas activas para ser revalorizado como recurso cultural y como derecho humano esencial. Si bien en los últimos años se ha avanzado en la introducción de la enseñanza oficial de los idiomas indígenas, particularmente en el nivel primario, es mucho lo que aún falta hacer para hacer de los mismos un vehículo que potencie a las comunidades y permita revertir su crítica situación.
Junto con los idiomas indígenas, las lenguas transfronterizas -destacadas especialmente en la celebración de este año- son un camino hacia la construcción de sociedades más justas, igualitarias y pacíficas. Las lenguas transfronterizas -que suelen ser también indígenas- permiten acercar a los habitantes de los dos lados de una frontera, muchas veces pertenecientes a un mismo pueblo y separados por límites artificiales. Estos lazos refuerzan los vínculos de cercanía y solidaridad local, permitiendo el empoderamiento de sus habitantes y, en muchos casos, favoreciendo la construcción de soluciones pacíficas a los conflictos armados entre países limítrofes.
Se calcula que en Argentina existen 16 lenguas indígenas actualmente habladas, aunque algunas estimaciones elevan la cifra a 36. De estas, solo cinco aparecen en la página oficial del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas, y solo una, el guaraní -también transfronterizo- es reconocida oficialmente en la provincia de Corrientes. Si bien la Constitución Nacional reconoce el derecho de los pueblos indígenas a una educación intercultural y bilingüe, resta mucho por garantizar el efectivo goce de este derecho, que permitiría a los pueblos indígenas revalorizar su cultura, acceder a mejores oportunidades de desarrollo y proteger la diversidad cultural del país. Desde APCD llevamos a cabo numerosas iniciativas de revalorización de las lenguas indígenas del oeste de Formosa, y continuamos exigiendo una educación intercultural que asegure a los pueblos indígenas la revitalización de sus lenguas y sistemas de vida.