APCD dijo presente en el Encuentro de Jóvenes Hogares de Cristo en la localidad de Pichanal, donde hablamos de los consumos problemáticos en las comunidades. En estos 14 años que llevamos trabajando junto a los Hogares de Cristo, le hemos seguido las pistas al dolor de las adicciones. Vamos clarificando algo de lo que está detrás ¿Por qué un joven indígena recurre a las drogas? ¿Qué duele en su vida? ¿Qué pasa en las comunidades? Hoy las adicciones representan un peligro en los barrios más humildes y están presentes en la población indígena cada vez desde una edad más temprana, por eso recurrimos a un mensaje claro pero contundente: “Para mí, sos importante”.
Nos preocupa la situación del consumo y adicciones. Ya hace mucho que en las comunidades penetró el alcohol, haciendo daño a quienes consumen pero también a las familias. El alcoholismo estaba más limitado a los hombres, adultos y de a poco fue llegando a los jóvenes. Con las drogas el tema se complejizó. Los consumos empezaron mucho más temprano, hay niños de 8 años que ya comienzan con los pegamentos y la nafta, aparecieron otros personajes y otras complicidades. Los traficantes, los dealers, las mulas y el menudeo… las fuerzas, los políticos, los carteles y al final la complicidad de todos los que vemos y no encontramos una solución. Por eso recurrimos a un mensaje claro pero contundente: “Para mí, sos importante”.
En este segundo encuentro en la localidad salteña de Pichanal les ofrecemos algunas de las intuiciones que tenemos. No son exclusivas del mundo indígena, pero allí se agudizan.
Partimos el viernes y llegamos por la noche, donde nos reconocimos y nos tomamos un tiempo para celebrar que estamos juntos, haciendo visible la riqueza de las diferencias. Lo expresamos en un tejido de cintas de color en un aro. Del encuentro participaron 130 jóvenes de distintos Pueblos: Wichí, Chané, Aba Guaraní y Coya y parte de los equipos que acompañamos.
El sábado dedicamos la mañana a dos actividades didácticas. En la primera cada comunidad dibujó un árbol, con raíces, tronco, ramas y frutos para compartir, de dónde venimos en las raíces, lo que nos sostiene en el tronco, con quienes quieren caminar en las ramas y los proyectos en los frutos. Luego de compartir lo que cada comunidad reflexionó, les pedimos que dibujen un árbol más grande, tratando de narrar allí su identidad común.
Algunas de las cuestiones que tratamos con los jóvenes:
- Los jóvenes no están perdidos, es el mundo adulto.
Para comprender esto, hagamos de cuenta que sacamos del aula a un maestro que siempre dio clases allí. Sacar el pizarrón, la tarima, los bancos y las mesas, los cuadernos, los libros y los registros. Este docente necesita rehacerse, le llevará tiempo. Igual le pasa al mundo adulto. A los maestros de los niños y los jóvenes les quitaron su aula: el monte, los animales, la pesca, los árboles, las frutas y los ríos. Les quitaron el fuego que los reunía todas las noches para calentarse, les quitaron el espacio donde los adultos transmitían su sabiduría y habilidades.
Las historias antiguas, los mitos y la religión ancestral ya no se relatan y se viven. Podemos decir que el maestro vital está perdido y no sabe cómo transmitir valores, ciencia y espiritualidad.
Los ancianos contemplan silenciosos un mundo que no comprenden. Confiamos que pronto volverá la capacidad y los adultos no seguirán diciendo “no sé cómo hacer».
- Un presente, no muy bueno, desvinculado del pasado y con un futuro incierto.
Lo sabemos, no se puede volver al pasado, ni es sano querer volver, pero la historia es parte del pasado, y ya no es vivida como una fuente de sabiduría e identidad. Es algo que ya no existe, que vivieron otros y que poco tiene para decir al presente. El futuro tampoco viene cargado de esperanza, no hay grandes proyectos, “con suerte seré peón de la municipalidad, changarín o pensionado”.
El futuro, por su parte, no despierta grandes pasiones, es incierto a juzgar por el presente, en el que tienen la dolorosa experiencia de ser marginados, rechazados, maltratados y burlados. El racismo está tan naturalizado que los que viven inmersos, lo tienen naturalizado y no se ve.
- “Son lentos, cortos, no tienen mucha inteligencia”: prejuicios sobre los jóvenes indígenas
Esto llega al punto de que algunas personas los traten como niños o personas con discapacidades cognitivas.
En realidad, hablan otro idioma, tienen otros valores y necesitan tiempo para traducir, para comprender qué es lo que se les está preguntando y si la respuesta que tienen será aceptada por el interlocutor. El que viajó alguna vez a un lugar donde no se habla su idioma puede comprenderlo, los avisos por los altoparlantes son confusos y nos desorienta, será mi vuelo, qué puerta dijo, es que sale o está demorado.
- La distancia de un saber experiencial, mítico – místico y contemplativo a
uno científico, exacto, pragmático y verificable.
Son dos cosmovisiones llamadas a enriquecerse, pero el miedo y la amenaza de lo distinto que vive nuestra cultura no nos permite ese diálogo, los distintos tienen que asimilarse, acomodarse a las pautas de la cultura envolvente.
Dice el padre Juani: “Cuando llegué al oeste formoseño llegué lleno de curiosidad, les preguntaba si era cierto que ellos, por ejemplo, escuchaban mensajes de los pájaros o si creían en seres espirituales que vivían en el monte…me decían que no o cambian de tema, con los años me dijeron, no estabas preparado para escuchar las respuestas, te interesaba saber, pero no te interesaba creer como nosotros. Los condenamos al silencio.”
Un lema, una buena noticia
La tarde fue una caminata por una comunidad cercana, con bombos y redoblantes y carteles con buenas noticias que queríamos llevar a las comunidades. Compartimos un cocido con pan, juegos y testimonios.
- Peregrinación para difundir la buena noticia: «Para mí, sos importante»
En la mañana del domingo, cada grupo preparó una “bandera” con la frase PARA MI SOS IMPORTANTE, para que otro grupo la lleve, para multiplicar en los lugares esta buena noticia. Lo celebramos en el templo, recibiendo la caricia de las banderas que pasaron por sobre nosotros y recibimos el anuncio de la parábola del Buen Samaritano, invitándonos a reconocer que en los que están caídos, hay vida… los que pasaban lo veían muerto, pero el Samaritano reconoció la vida que estaba allí y decidió cuidarla.
Nos despedimos con abrazos de paz.
Los barrios y las adicciones: la sustancia no es el problema
El narcotráfico y el consumo es posible en una gran complicidad, pocos pueden decir que están exentos. Las sustancias son las pastillas, el alcohol, la marihuana, la pasta base, la cocaína. Pero esta mínima y simplista descripción del problema no nos acerca para nada a la comprensión o a las pistas de por dónde trabajar. Quedarnos atrapados en las substancias, el tráfico y los efectos sobre las personas tampoco ayuda.
En cada encuentro nos llevamos un mensaje para reflexionar. El lema que se plasmó en la mayoría de ellas fue «Para mí sos importante». Un mensaje simple, una buena noticia, una afirmación clara para los jóvenes y para la sociedad toda, de que elegimos cuidar la vida y la salud por encima de todo.